No hace falta irte hasta algún país asiático para encontrarte con los grandes maestros de la vida para que te den lecciones. Resulta que ellos viven contigo, en tu casa, y tienen un aspecto bastante más peludo.
Tu perro desprende buena energía
¿Has visto su capacidad de emocionarse ante las cosas más simples? Su actitud entusiasta frente a la vida hace que revalúes tu forma de ver los problemas. Él es capaz de transformar cualquier día en el mejor día de su vida. "¿Vamos al parque? Genial, podré corretear por la hierba y oler a otros perros. ¿Está lloviendo? ¡Mejor! Todo estará lleno de charcos y barro para meter el hocico. ¿Nos quedamos en casa? Increíble, tal vez hoy me dejes subir a tu cama, me rasques la panza y me des un pedazo de tu pizza". Aprende de él a ver la vida con otro punto de vista.
No existe mejor terapeuta que tu gato
Cuando le hablas parece entender tus problemas y tener la respuesta (aunque no te la dé). Es probable que cuando te escucha solo esté pensando en cuándo morderte los tobillos, o en cuándo afilarse las uñas con el sofá, ¡pero cómo ayuda hablarle! Cuando todo tu universo está en crisis, tu gato es el refugio a donde debes acudir. Él te muestra cómo permanecer inmutable ante la tormenta, y además se enrosca sobre ti, te llena de calor y es capaz de hacerte olvidar que el mundo afuera sigue existiendo.
El amor de tu perro te hace dueño del mundo
No hay mal día que no se arregle al ver a tu perro moviendo la cola en cuanto te ve. Para él no hay nadie más poderoso o increíble que tú; la forma en la que te mira te devuelve la confianza sin importar el tamaño de la derrota que hayas sufrido. Si creyeras en ti como cree tu perro, si te vieras un instante como te ve él, no bajarías jamás los brazos. Sabrías que no hay nada imposible, porque él te ama con una fe ciega y no dudaría un segundo de ti.
El amor de tu gato te hace sentir privilegiado
El momento en el que tu gato se acuesta sobre tu regazo, ese momento es sagrado. Seguramente habrás pasado toda la mañana buscándolo para acariciarlo y escuchar su ronroneo. Pero él decidió ignorarte y, justo cuando estás listo para salir de casa, aparece para frotarse con tus piernas. Sabes que tienes que hacer que el universo se pare porque tu gato ha decidido quererte y no osarías rechazar un privilegio semejante. Pensar que tu gato te escogió para amarte te hace sentir único en el mundo y no existe nada más gratificante que ser su elegido.
Tu perro te enseña humildad
Para tu perro no hay mal que dure toda la vida. Ni tan siquiera un minuto. Tiene esa capacidad de olvidar y perdonar que no es digna ni de los hombres más nobles. Si pudieras, como él, dejar que el rencor a un lado, te ahorrarías años de quebraderos de cabeza.
Tu gato te enseña amor propio
Tu gato sabe cuál es su lugar en el mundo, conoce el tipo de vida que merece y no se conforma con menos. Si aprendieras de él a darte tiempo para lo que te gusta, a darles prioridad a tus necesidades y a exigir un lugar en el corazón de los demás, vivirías mucho mejor.
Fuente: Genial