Muchos piensan que los gatos y las mujeres embarazadas no se llevan bien. Sin embargo, unas reglas simples son suficientes para convivir de manera armoniosa.

Mujer embarazada con gato: la toxoplasmosis

La toxoplasmosis se transmite esencialmente a través de los excrementos de gato. Por lo general, no suele ser una enfermedad muy grave. Sin embargo, puede ser peligrosa durante los seis primeros meses de embarazo, ya que el parásito puede atravesar la placenta y acarrear consecuencias muy graves para el feto: malformaciones, nacimiento prematuro, disfunción del sistema nervioso, etc.

Sin embargo, aunque pueda asustar, las personas que tienen un gato suelen atrapar esta enfermedad sin que se den cuenta, por lo que el organismo fabrica anticuerpos contra los parasitos, en cuyo caso, el organismo está definitivamente inmunizado.

Si una mujer embarazada quiere saber si ya ha contraído la toxoplasmosis, debe hacerse una prueba serológica de la toxoplasmosis junto con el resto de vacunas obligatorias al comienzo del embarazo. Si no ha contraído la enfermedad, deberá hacerse un examen médico todos los meses hasta el final del embarazo para comprobar que todo va bien.

Mujer embarazada con gato: alejarse del arenero

Si la prueba serológica de la mujer embarazada es negativa, ésta deberá alejarse de los excrementos de gato lo máximo posible. Por ello, otra persona deberá ocuparse de la limpieza del arenero durante el embarazo. Si la persona embarazada no puede delegar esta tarea, deberá ponerse unos guantes de látex y lavarse las manos cuidadosamente. También es aconsejable cambiar la arena del gato diariamente.

Por lo general, es aconsejable lavarse las manos sistemáticamente después de haber tocado o acariciado un gato. También se recomienda no dejar que el gato se suba a la cama y duerma en ella.

Mujer embarazada con gato: cuidado con las garrapatas

La tiña se transmite por contacto directo con el gato o a través de los pelos que se le caen y permanecen por toda la casa. Esta enfermedad provoca la aparición de costras, placas rojas y picores. Para evitar cualquier riesgo de contagio, se recomienda una vez más lavarse las manos frecuentemente. Asimismo, no tocar al gato mientras que se come es importantísimo, ya que el riesgo de transmisión de la mano a la boca es muy elevado.

Los medicamentos contra la tiña suelen estar contraindicados para las mujeres embarazadas, por lo que el tratamiento será local y se utilizará una crema.

A la menor duda, se aconseja consultar a un ginecólogo u obstetra.

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