¿Cuáles son los errores que no debes cometer en la educación de tu gatito?

1. Adoptar al gatito demasiado pronto

Por lo general, una parte de la socialización se aprende gracias al contacto con la madre y sus hermanos. La otra parte se asimila a través del contacto con las personas, que enriquecen el entorno del gatito al ponerlo en contacto con otros gatos, otras especies de animales (para que el gatito no los reconozca como presas o enemigos en un futuro), personas de edades diferentes (niños, personas mayores, personas de color…) y nuevas situaciones (ruido de la aspiradora, de la televisión, de la calle, etc.).

Una parte del comportamiento del gatito también depende de su carácter: algunos son más tranquilos y otros más nerviosos.

Cuanto más tiempo pase el gatito con su madre y sus hermanos y hermanas, mayor capacidad de socialización tendrá. No adoptes a un gatito de menos de dos meses, lo ideal es esperar a que tenga tres meses de edad.

2. No multiplicar las experiencias

Aunque su madre y/o su criador le hayan mostrado al gatito cómo socializar con otros seres vivos, puedes continuar con su aprendizaje de convivencia en casa. Enséñale a tu gatito a que lo cojan, tanto tú como los miembros de tu familia. Pasa tiempo jugando con él, y muéstrale diferentes juguetes para gatitos. Acarícialo y tómalo en tus rodillas. Preséntale a los otros miembros peludos de la familia: al perro, a los pajaritos, e incluso a los pececillos del acuario. Cómprale un transportín y llévalo de viaje en el coche.

Cuanto más aislado y sin contacto con el entorno exterior esté tu gatito, mayor riesgo corre de volverse miedoso o incluso agresivo.

3. No tener autoridad

La madre del gatito le enseña desde edad temprana el «autocontrol»: las mordeduras dolorosas de los gatitos, los arañazos o los juegos violentos son sancionados con una patadita en la nariz o agarrándolo por la piel del cuello para enseñarle a controlar sus acciones.

Si tu gatito parece haber olvidado los límites, recuérdale las reglas: dale una pequeña palmadita en la nariz si te araña o te muerde cuando estéis jugando. También puedes cogerlo por la piel del cuello y zarandearlo ligeramente.

Estate atento al comportamiento de tu gatito y no permitas que llegue a cometer el error: en cuanto empiece a ponerse nervioso o mostrarse agresivo mientras jugáis, para inmediatamente y sal de la habitación.

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