Seguro que has intentado mojar a tu gato y su reacción estaba lejos de ser buena, pero ¿por qué? Te desvelamos el misterio.

Los gatos no confían en ese extraño líquido llamado agua

Y todo esto se debe al origen de los gatos: la mayoría de las razas viene de Oriente Medio y de las regiones desérticas. No fue hasta mucho más tarde que se lanzaron a las zonas boscosas y conocieron el agua, por lo que no estaban acostumbrados a verla e interactuar con ella.

El bosque de Noruega, por ejemplo, que como su propio nombre indica, procede de los bosques y estepas noruegos, no tiene ningún problema con el agua, e incluso aceptará un bañito de vez en cuando. También es el caso de los maine coon y de los siberianos.

Lo más raro de todo es que los gatos nadan muy bien, es algo innato. Sin embargo, no lo eches a un lago, ya que no le va a gustar la idea para nada. Tampoco lo dejes sin vigilancia cuando esté en un sitio con un recipiente con las paredes lisas y lleno de agua, ya que podría caer de cabeza, y al intentar salir de manera desesperada, podría morir de agotamiento.

Y te preguntarás: ¿por qué se pasea al lado si no le gusta el agua? Paradójicamente, a los gatos les fascina el agua. No les gusta zambullirse en ella, pero sí verla. Si alguna vez te has dejado el grifo del lavabo abierto, te habrás dado cuenta de que tu gato se puede pasar las horas viendo cómo cae el agua. Cae, cae, y no se detiene. Es todo un misterio. El grifo es para él como para nosotros la tele.

gato en el agua

Pero estate seguro: nunca se tirará al agua por sí mismo. Nunca aprendió a pescar, por lo que nunca asociará un lago, río o mar con la comida. El agua llegó tarde en la evolución de los gatitos. Sin embargo, si tienes un acuario en casa y tu gato ve a un pececillo saltando, se tirará sin pensarlo dos veces para comérselo e intentará atraparlo con la pata.

Puedes intentar acostumbrar a tu gato al agua, siempre y cuando no se paralice al verla. De nada sirve que lo presiones, forzarlo tan solo empeoraría aun más las cosas. Lo mejor es comenzar lo más pronto posible, de jovencito, con agua templada (ya que los gatos adoran el calor y los radiadores), y en un lugar tranquilo, sin mucha gente ni ruido alrededor. Aunque tampoco es aconsejable que lo hagas muy a menudo, ya que esto podría estropear su piel.

Lava a tu gato en un recipiente apoyado en el suelo, que no patine. De esta forma, tu gatito dejará de tenerle miedo al baño, e incluso vendrá cuando te estés duchando.

Lo más curioso de todo esto es que también es el caso de sus primos lejanos: el león y el guepardo tampoco son muy fans del agua, y se lo piensan dos veces antes de cruzar un río. Sin embargo, el jaguar y el tigre pescan con regularidad y les encanta bañarse.

La naturaleza es a veces caprichosa, ¿no crees?

Crédito de la foto: Thinkstock

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