Conoce las diversas enfermedades que afectan a los ojos de los gatos y los consejos para evitarlas.

Los ojos de los gatos son extremadamente bonitos, pero también muy frágiles. Se pueden irritar con frecuencia, lo cual puede incluso acarrear enfermedades graves.

Fragilidad ocular en los gatitos

Cuando el gatito es pequeño, podemos ver un lagrimeo unilateral o bilateral, como único síntoma o acompañado de una rinitis aguda, incluso antes de que se le haya vacunado. La conjuntiva, que es la membrana que cubre el interior de los párpados, puede tomar un color rojo anormal. Cualquier inflamación o infección de la conjuntiva se traduce por un picor considerable, que lleva al gato a frotarse el ojo dolorido con todo lo que se encuentre, incluso a rascárselo con su pata. No es extraño que se arañe una parte del ojo al querer aliviar el dolor torpemente. Si bien las infecciones virales (con los principales agentes de la coriza, el herpes, el calicivirus y la chlamydia neumónica) son la primera causa de la conjuntivitis que afecta a los ojos de los gatos, la alergia, especialmente al polvo o al polen, también puede aparecer aunque tu gato viva en un apartamento. Durante la rinitis aguda, la inflamación conjuntival cambia la composición de la película lagrimal, y el flujo mucopurulento, a menudo verdoso, obstruye la abertura palpebral. El >gatito> tendrá a menudo los ojos pegados debido a la mucosidad que se seca.

Un dolor que se debe calmar lo más rápidamente posible

Si al gatito le duelen los ojos siempre se debe consultar con el veterinario. Al igual que la conjuntivitis, que es bastante palpable, se puede desarrollar una úlcera de la córnea. Esto es muy doloroso, y con solo un examen oftalmológico se podrá realizar un diagnóstico. Las úlceras de la cornea son muy frecuentes durante una infección herpética, y para su tratamiento se necesitan colirios y complementos alimenticios que frenen el crecimiento y la multiplicación del virus del herpes. Si tiene una úlcera de la córnea, no esperes para consultarlo: esto podría poner en peligro la totalidad de la cornea del gato y desencadenar una pérdida de la vista, sobre todo si es un gato joven. Por todo ello, es fundamental consultar al veterinario en cuanto tu gato empiece a rascarse el ojo de manera muy seguida o a pestañear frecuentemente, lo que se conoce como blefaroespasmo.

Traumatismos oculares que no se deben descuidar

Aunque haya un tercer párpado que proteja el ojo de lo peor, este también puede atrapar un cuerpo extraño, como una espiguilla de una gramínea. El veterinario necesitará aplicar un colirio local anestésico durante el examen médico para poder retirar este intruso y comprobar la integridad de la córnea. Los párpados pueden ser el blanco de picaduras de avispa y presentar enormes edemas. Una vez más, no debes dudar en dirigirte con urgencia al veterinario para que tu gato pueda conservar sus ojos.

Morfologías y razas con más riesgo

Algunos gatos, como el persa, tienen unos rasgos que dificultan el flujo normal de las lágrimas debido a la estrechez o incluso ausencia del canal lagrimal que conecta el ojo con la fosa nasal. Las lágrimas, que se producen regularmente cada día, pasan por encima del borde del párpado en estas razas, y se esparcen desde el párpado inferior hacia la cara. Al pasar, dejan manchas de color fuerte que a veces llegan a irritar la piel. Algunas bacterias tienden a posarse en las lágrimas y colonizan el flujo, contribuyendo a la coloración oscura de los pelos. Una limpieza diaria con un producto higiénico específico que contenga un antiséptico es muy aconsejable. Estos productos los podrás encontrar en el veterinario.

Membrana nictitante: la protección personal

La naturaleza ha provisto a los gatos de un tercer párpado, llamado membrana nictitante, plegado en la cara interna del ojo. Se desplaza lateralmente y se comporta como un limpiaparabrisas o cubierta de protección en caso de agresión física (cuerpo extraño, zarpazo, viento, polvo). Esta membrana humidifica la córnea con regularidad. Al estar conectada con el sistema nervioso, el cual regula el aparato digestivo, los episodios de diarrea y de parasitismo se traducen por lo que llamamos prolapso del tercer párpado. Cuando esto ocurre, la membrana se pone de manifiesto limitando el campo visual, lo que confiere al gato una apariencia especialmente triste.

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