Existen dos tipos de parásitos en los perros: los externos y los internos. Conócelos para poder prevenirlos.
Los parásitos externos
Los parásitos externos son invitados non gratos del cachorro que suelen aparecer con la llegada de los días cálidos, sean cuales sean las condiciones de vida del perro. Tu supervisión y una buena prevención son los únicos factores que pueden evitar el riesgo de infección. Estos parásitos pueden originar un picor más o menos violento, que puede ocasionar lesiones de la piel y una degradación del estado del pelaje. Al inspeccionar a tu perro diariamente y al comprobar la ausencia de garrapatas tras un paseo, contribuirás con el mantenimiento de su salud.
- Las pulgas: desgraciadamente, se reproducen con gran facilidad (la hembra pone 25 huevos al día) y esparcen sus huevos por todos lados. Las larvas pueden desarrollarse en los zócalos, las ranuras del parquet, los lugares en los que el perro se tumba, etc. Si no haces nada al respecto, tu perro corre el riesgo de rascarse en exceso y de estropear su piel, sobre todo si es alérgico a la saliva de las pulgas. Protégele con un tratamiento antipulgas para perros aconsejado por tu veterinario. Algunos productos matan a las pulgas a la vez que bloquean el desarrollo de nuevos huevos y larvas de su entorno, permitiendo así limitar el riesgo de reinfección. Es importante que cuides a tu mascota así como su entorno, y esto incluye al resto de animales del hogar.
- Las garrapatas: viven en la hierba, y se pegan al perro en cuanto pasan cerca de ellas. Durante el tiempo en el que se quedan pegadas a la piel, las garrapatas son capaces de ingerir una cantidad de sangre 300 veces superior a su peso. Las garrapatas provocan irritaciones cutáneas, y lo que es más grave, pueden transmitir enfermedades como, por ejemplo, la piroplasmosis. Si ves una garrapata en la piel de tu perro, debes retirarla obligatoriamente en las siguientes 48 horas. Sin embargo, ten cuidado si intentas quitarla tú mismo: no tires de ella, ya que corres el riesgo de dejar la cabeza en la piel. Existen unas pinzas especiales para retirarlas sin dejar la cabeza, por lo que te recomendamos que te hagas con unas. No obstante, la mejor solución es evitar que las garrapatas se peguen utilizando collares especiales, aplicando sprays o con unas pipetas sobre la piel (algunos productos actúan tanto contra las pulgas como contra las garrapatas).
- Los ácaros rojos: si tu perro se rasca y ves puntitos rojos sobre su piel, es bastante probable que sea víctima de una picadura de ácaros rojos, que son larvas de ácaros que se alimentan de sangre y se asientan en la superficie de la piel. Los síntomas se asemejan según el número de parásitos presentes y la sensibilidad del animal. Otras dermatosis, parasitarias o no, también pueden afectar a tu mascota, entre las que destacan la sarna o la tiña. En cuanto veas el menor síntoma que afecte a la piel o al pelaje de tu cachorro y que te parezca anormal, consulta rápidamente a tu veterinario para que diagnostique el origen y prescriba un tratamiento apropiado. Es mejor que tomes la delantera, y no esperes a que a tu perro le hayan invadido los parásitos para intervenir.
Los parásitos internos
En la familia de parásitos internos, los ascaris son los gusanos que podemos encontrar con mayor frecuencia en los cachorros: un 70 % de los perros menores de tres meses estaría infectado. Para estos parásitos, sin embargo, poco importa la estación. Desparasitar a los cachorros no es solo importante para su salud, también es una precaución fundamental para el entorno más cercano, ya que la propagación de los huevos de ascaris puede acarrear problemas graves en las personas en caso de ingesta por accidente, sobre todo en los niños.
Un único tratamiento no es suficiente para que el cachorro se deshaga de todos los ascaris, ya que la mayoría de los vermicidas utilizados en el perro actúan contra los gusanos adultos, pero no contra las larvas. Por ello, se necesita administrar varias tomas para eliminar a los ascaris. Una desparasitación interna frecuente también limitará el riesgo de contagio del entorno debido a los huevos del parásito: una desparasitación interna alrededor de las ocho semanas y otra en torno a la semana 12 serán suficientes.
Tratamiento para cachorros de entre 3 y 12 meses
Una vez que el cachorro haya cumplido los tres meses, la frecuencia de desparasitación interna ideal sería de una vez al mes hasta que cumpla seis meses, y reducirla posteriormente a una vez cada tres meses. El ritmo de administración depende del nivel de infección del lugar y del modo de vida del cachorro. Si se le lleva a convivir con perros adultos, como en un curso de educación o una inscripción en un internado, se recomienda encarecidamente desparasitarlo internamente antes de que entre en contacto con otros perros. La desparasitación interna ideal para cualquier cachorro no existe: todo depende del grado de contagio, de la edad del cachorro, del número de animales que se debe tratar, etc. Algunos cachorros son más sensibles que otros, como los collie y las razas emparentadas con este. No olvides pedir consejo a tu veterinario.