Sudán, el último rinoceronte macho blanco del norte se extinguió el pasado 19 marzo. Su muerte simboliza los daños provocados por la violencia humana.
Muerte del último rinoceronte macho blanco del norte
En 2014, Suni fue el penúltimo rinoceronte macho blanco del norte en extinguirse. Siendo Sudán el último ejemplar de esta sub-especie en dejar de existir.
El estado de salud del animal empeoró en el transcurso de las últimas semanas. En efecto, algunas horas antes de su muerte, ya se le hacía imposible de levantarse. Al final, el animal de 2,2 toneladas no sufrió más, un equipo de primeros auxilios le aplicó la eutanasia, con una inmensa conmonción.
Era muy querido por el personal que lo cuidaba en la reserva de Ol Pejeta, en Kenya. Sudán tenía 45 años, una longevidad increíble para un rinoceronte puesto que el equivalente en edad humana es de 90 años.
Sin embargo, la muerte del último rinoceronte macho blanco del norte condena a la especie a la extinción. De hecho, sólo quedan dos hembras vivas de esta especie, Najin y su hija Fatu.
La única oportunidad de preservar la especie reposa sobre las tentativas de fecundación in vitro con la ayuda del esperma del último rinoceronte macho blanco recientemente fallecido.
Las consecuencias de la caza furtiva
« Recordaremos a Sudán por el trabajo que ha hecho con el fin de crear conciencia al mundo sobre la salida de los rinocerontes pero también la de miles de especies en vía de extinción a causa de las actividades inescrupulosas del hombre» testificó Richard Vigne, el director de la reserva de Ol Pejeta.
Sudán nació en un entorno salvaje pero toda su vida la pasó en cautiverio. Vivir en esas condiciones le permitió salvar su vida en vista que su especie fue considerablemente reducida.
El hábitat natural de los rinocerontes blancos del norte se encuentra entre Sudán, Tchad, Africa Central y la República Democrática del Congo. Una zona que fue tocada por los conflictos armados y donde los animales fueron reducidos por la caza furtiva la cual tomó ventaja por la inestabilidad política. Así, en 1960 contabamos con 2360 ejemplares de esta sub-especie viviendo en plena naturaleza. Durante más de 20 años, las actos de cazerías los mataron indiscriminadamente, y en 1984 sólo quedaban 15.
Algunos sobrevivientes de esta masacre fueron alojados en parques, sin embargo la caza continuó, impidiendo la reproducción de la especie.
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