A los gatos les encanta poner su trasero en nuestra cara, ya que para ellos es un signo de afecto. Pero esta área del gato es mucho más que un simple método de comunicación. A menudo, los propietarios de estos animales no se preocupan del tema hasta que hay algún problema.
Todos los animales tienen un tubo digestivo y una zona que rodea el ano llamado perineo. El ano representa el final de la ruta gastrointestinal y es la salida para los alimentos ya digeridos.
Por supuesto, este tema no es nada glamuroso, pero es muy importante saber sobre él. Si llevamos a cabo unos cuidados necesarios, no debería aparecer ningún problema. Ante cualquier duda, no dude en consultar con su veterinario.
1. Las glándulas anales
¿Qué son?
La mayoría de mamíferos tienen dos pequeños sáculos en la parte trasera. En esos sáculos se encuentran las glándulas anales. Estas glándulas vierten su producción dentro de los sacos. La producción es similar a un aceite y suele oler muy fuerte. Se sitúan de cada lado del ano.
Así mismo, tu gato cuenta con glándulas anales situadas a cada lado del ano y producen un líquido maloliente. Este fluido está contenido en dos pequeños bolsillos llamados sacos anales. Esta sustancia puede ser líquida o pastosa, con un color entre amarillo y marrón oscuro.
¿Para qué sirven?
Básicamente, las secreciones de las glándulas anales tiene funciones muy importantes para el animal. Así mismo, suelen ser un método de comunicación entre los gatos. El olor es muy fuerte y particular y puede indicar situaciones a otros congéneres. Los gatos pueden olerse las glándulas anales para determinar el estado de ánimo de cada uno.
Además, pueden ayudar a marcar el territorio. Cada olor es único y corresponde a un animal. Al oler esta secreción, los otros animales pueden saber y entender que se trata del territorio de un gato.
Aunque para las personas este líquido produce un olor bastante desagradable, para tu gato es muy importante. De hecho, es una especie de identificación. El olor difundido permite a otros gatos obtener información sobre la situación social, las emociones o incluso la ubicación del gato en cuestión.
Las glándulas anales del gato son indicadores de su salud
Las glándulas suelen vaciarse solas. Aunque, a veces, al gato puede tener las glándulas obstruidas. Les produce picores, molestias y puede llegar a provocarles un absceso. En el caso que su gato tenga un absceso, tendrá que llevarlo al veterinario. El veterinario se ocupará de abrir y drenar las glándulas anales del gato. Si la situación está demasiado avanzada, puede que le extirpen las glándulas. Está operación quirúrgica se llama saculectomia.
Si nota que su gato se lame o se rasca más de lo normal la zona del ano o que frota su ano en el suelo visite a su veterinario. Cualquier comportamiento fuera de lo normal ha de alertarle. Consulte con su veterinario si tiene alguna duda.
2. Su trasero es muy sensible
La zona peri-anal es muy sensible porque alberga numerosas terminaciones nerviosas. Por esta razón, cualquier golpe o daño en esta parte del cuerpo sería particularmente doloroso. Si su gato se hace daño en la zona peri-anal, no dude en consultar con su veterinario. Puede que necesite medicación o hasta la intervención de un especialista.
Mordeduras, laceraciones o infecciones que puedan afectar a esta área provocarán a tu gato un sufrimiento bastante grande. Si tu gato suele salir fuera, vigila bien su zona anal. Al estar en contacto con otros animales, puede resultar herido. Así mismo, puede que tu gato esté sufriendo un dolor importante y que no te des cuenta.
El problema del sobrepeso
También es muy importante saber si tu gato sufre de sobrepeso, ya que estos gatos son más propensos a desarrollar problemas en su parte trasera debido a que no tienen suficiente movilidad para lavarse bien. A menudo, los gatos obesos tienen que ir al veterinario por inflamaciones en la zona trasera y, también, para una limpieza especial. La mejor solución en este tipo de casos es la prevención. Así mismo, consulta con tu veterinario e intenta determinar la alimentación ideal para tu gato. Puede que sufra de sobrepeso porque las raciones son demasiado importantes para él o que simplemente las croquetas no estén adaptadas. Al cambiar su comida puede hacer que baje de peso y que sufra menos problemas en la zona del trasero.
Volviendo a los sacos anales, éstos se vacían automáticamente cuando tu gato excreta. Durante el proceso, la presión hace que los sacos se vacíen. El líquido que sale puede llegar a ser pegajoso. Es por eso que los gatos se limpian inmediatamente para evitar que el pelaje se pegue. Por lo tanto, si tu gato sufre de sobrepeso puede que tenga problemas para limpiar esta zona y, con el tiempo, puede que desarrolle una inflamación.
3. Presta atención si tu gato sufre picores
Los picores también suelen estar presentes y a la orden del día en la zona anal.
Estos picores se asocian a menudo con alergias, parásitos intestinales e incluso pulgas. En cualquiera de los casos, debes llevar a tu gato al veterinario para buscar una solución. En la mayoría de los casos la causa de los picores no es nada grave. Los gatos suelen tener pulgas o parásitos intestinales que les pueden causar picores en la zona del ano. Con la ayuda de un veterinario el problema de tu gato debería resolverse rápidamente. Una vez más, la precaución es clave. Asegúrate de que tu gato tiene las vacunas al día y que está desparasitado. Le ahorrarás dolor a él y te ahorrarás a ti una visita al veterinario.
En cuanto a la zona trasera de tu gato, si existe algún problema, puede llegar a ser bastante doloroso e incómodo para el animal. Si ves que tu gato está inquieto y nada cómodo, echa un vistazo a la zona.
Debido a la sensibilidad de la zona trasera de los felinos, no puedes pasar nada por alto.
¿Ha sufrido tu gato algún problema en su zona trasera? Cuéntanoslo en los comentarios.