Los areneros no se pueden colocar en cualquier sitio. Aquí tienes algunos consejos para que tu gato esté a gusto y tu casa huela bien.
Si los arquitectos respetan unas reglas de higiene en cuanto a la ubicación de nuestros cuartos de baño, es lógico que hagamos lo mismo con la disposición del arenero de nuestro gato.
Regla N°1
Es aconsejable contar con un arenero más del número de gatos que tienes en casa, es decir, si tienes un gato, debes tener dos areneros. Suele ocurrir que con una mudanza o durante un incidente en el que se ensucie todo nos preguntemos cuáles son las preferencias de nuestro gato. Sin embargo, debería ser la pregunta que nos debemos plantear antes de nada, ya que la respuesta es muy personal. Algunos gatos detestan los areneros con techo y otros los adoran, algunos prefieren una abertura en el techo, y otros aprecian poder salir y entrar sin ataduras (a riesgo de esparcir la arena cuando rascan con mucho entusiasmo). Algunos gatos se desviven por un acceso al exterior, para poder entrar en contacto con la tierra suelta; otros, por el contrario, no pueden concebir el hecho de utilizar otro lugar que no sea un arenero limpio. Lo más importante es que tu gato tenga acceso al tipo de arenero que le guste.
Lugares estratégicos
¿Te gustaría tener el WC en mitad del pasillo o en la cocina? A tu gato tampoco. Por definición, los «rinconcitos privados», como nos gusta llamarlos, son lugares en los que se asegura la discreción y la seguridad. Los mejores lugares para colocar el arenero son el cuarto de baño (siempre y cuando la lavadora y la secadora no se activen fácilmente, ya que podrían asustar fácilmente a tu gato e incluso crearle una aversión total por el arenero), el aseo, con la condición de que la puerta se quede entreabierta cuando no haya alguien dentro, el estudio o tu habitación. En resumen, lugares tranquilos sin ruidos ni olores fuerte como la cocina o la habitación de los niños.
Conviene saberlo: cada vez que tengas la oportunidad (vacaciones, escapada, mudanza, etc.), haz que tu gato valide sus preferencias proponiéndole dos tipos de arenero y dejándole elegir. Los gatos saben muy bien lo que quieren. Además tu gato puede cambiar de preferencias con la edad, la artrosis u otros recién llegados, por lo que deberás adaptarte.
Un mantenimiento perfecto
Puedes orientar la abertura de la puerta del arenero de manera que los ojos no se vayan directamente a él. Si te gusta la decoración, puedes adornar el arenero con cartones, papeles de color o incluso telas, así será cómodo y calentito si lo colocas fuera, y seguirá limpio como los chorros del oro si lo pones dentro.
Un mantenimiento escrupuloso sería el dictamen que tu gato grabaría en letras mayúsculas en tu agenda: limpia mi arenero todos los días. El éxito de un arenero limpio se traduce por una utilización directa. Sí, sí, no te quejes, tómalo como un cumplido, ya que algo es seguro: tanto a ti como a tu gato os gusta el olor a limpio.
Y tú, ¿dónde has colocado el arenero de tu gato?