La torsión gástrica es un fenómeno tan extraño como fatídico para un perro. Aunque no hay ningún remedio 100% eficaz, existen algunas pautas para tratar de minimizar el riesgo.

Cuando escuchas que a un perro se le puede dar la vuelta el estómago, te puede sonar a chiste sin ser consciente de que no se trata de una forma de hablar. Por desgracia, se trata de un hecho real cuyo nombre técnico es torsión gástrica. Se trata de un problema que puede llegar a causarle la muerte a un perro.

Aunque pueda darse en cualquier perro, es un síndrome que se da sobre todo en razas grandes. Consiste en una dilatación y torsión del estómago consecuencia de la acumulación excesiva de gases, alimentos o líquidos.

Se produce cuando los ligamentos del estómago no pueden soportar su dilatación (si se agranda demasiado, el perro no es capaz de vaciar su contenido por las vías habituales) y éste se tuerce sobre su eje. La torsión se produce cuando el perro intenta vomitar para vaciar su estómago, provocando el estrangulamiento de arterias y vasos sanguíneos, con lo que algunos órganos dejan de funcionar.

¿Qué hago si le ocurre a mi perro?

Reacciona rápido y acude al veterinario. El porcentaje de supervivencia es bajo, alrededor del 40%. El éxito dependerá en gran medida de la rapidez con que se intervenga. Si no se opera al perro entrará en shock y morirá a las pocas horas.

¿Cómo puedo saber si le ha pasado a mi perro?

Los síntomas suelen ser que el perro babea e intenta vomitar sin éxito. Si respira con dificultad y al golpearle el abdomen con la palma de la mano notas un sonido hueco, como el de un tambor, podría estar sufriendo una torsión gástrica. Y, sobre todo, el mayor síntoma en cualquier perro: si está decaído y no tiene apetito, algo no va bien.

Sin moverle mucho, id lo antes posible al veterinario más cercano. Una reacción adecuada y a tiempo puede darle una oportunidad a tu querido amigo. Solo si se descubre a tiempo habrá opciones de salvarlo, ya que no hay trucos ni remedios caseros que valgan.

Consejos para evitar que ocurra

Aunque es difícil una prevención cien por cien eficaz, sí existen ciertas normas que se pueden seguir. Evita que tu can coma demasiado y muy rápido. Si ésto ocurre, intenta que después no realice ningún ejercicio físico. Divide su dosis diaria de comida en varias raciones pequeñas. Intenta que tu perro no beba demasiada agua de una vez. Asegúrate de que no haga ejercicio 2 horas antes o después de la comida.

Nada te asegura de poder salvar a tu perro de que sufra una torsión gástrica, pero sí podrás ayudar a reducir las probabilidades.

Estas medidas deberían ser más estrictas en verano, ya que el calor no es un buen aliado para nuestros peludos.

Que el estómago de tu perro gire sobre sí mismo no es lo más habitual, pero puede ocurrir. Estas pequeñas pautas no cuestan nada y reducen, al menos, las probabilidades de sufrir una torsión gástrica.

¿Conoces más consejos para evitar que esto ocurra? Cuéntanoslo en los comentarios

Fuente: PetsLoverIn

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