El embarazo psicológico en las perras es un problema a la vez físico y mental que afecta entre un 50 y 75 % de las perras no esterilizadas.
La perra se comporta como si estuviera esperando una camada y su cuerpo presenta todos los síntomas habituales de un embarazo.
Los perros son los únicos animales que pueden sufrir un embarazo psicológico. En el pasado, cuando vivían en manada, tan solo la pareja dominante estaba autorizada a reproducirse. El resto de hembras producían leche que les permitía ayudar a la hembra dominante a alimentar a los pequeños.
¿Cómo se genera el embarazo psicológico?
Durante el ciclo reproductor normal, la hembra entra en celo, copula y da a luz a una camada. Si una perra entra en celo pero no copula, atravesará una etapa de tranquilidad sexual hasta que vuelva a estar en celo.
Sin embargo, en algunos casos, aunque la hembra no haya copulado, se comporta como si lo hubiera hecho y esperase a sus pequeños: esto es, el embarazo psicológico.
¿Cómo detectar un embarazo psicológico?
Un embarazo psicológico suele aparecer dos semanas después de que la perra entre en celo.
Por lo general, su comportamiento cambiará:
- La perra reclamará tu atención permanentemente.
- Se lamerá las mamas y los genitales.
- Estará más irritable.
- Comerá menos o nada.
- Puede que se aísle para preparar una especie de nido.
- Puede coger objetos (juguetes, peluches, cojines) que llevará al nido y que cubrirá como si fueran cachorros imaginarios.
Presentará signos físicos de gestación, sobre todo a la altura de las mamas, que se hincharán. Asimismo, un líquido blanquecino o marrón podría aparecer, esta es la leche que brota.
¿Qué hacer cuando la perra presenta signos de embarazo psicológico?
Primero de todo, debes asegurarte de que no es un embarazo real. Si tu perra puede estar potencialmente embarazada, llévala al veterinario para que este le palpe el abdomen o realice una radiografía o ecografía.
Si se trata sin lugar a dudas de un embarazo psicológico, debes saber que no es agradable para la perra ni para los dueños. Debes intentar cortar en seco este comportamiento.
Haz que tu perra se entretenga: juegos, paseos largos, encuentros con otros perros… haz todo lo posible para que no se aburra y piense en ello.
Tras esto, no debes reforzar la idea de que está embarazada. Si cubre objetos, confíscaselos. Si te sigue constantemente y reclama tu atención, ignórala. El objetivo es que comprenda que no necesita toda esa atención, ya que no está embarazada.
Si se lame demasiado, ponle un collarín para evitar que se irrite la piel.
Si ves que las mamas de tu perra están muy inflamadas, piensa en darle un tratamiento que pare la producción de leche disminuyendo la tasa de prolactina, que provoca la lactancia de este pseudoembarazo. De lo contrario, tu perra podría contraer una infección (mastitis). Consúltalo con tu veterinario.
El comportamiento asociado a un embarazo psicológico suele desaparecer a las tres semanas.
Lo que no hay que hacer cuando una perra tiene un embarazo psicológico
No debes masajear las mamas ni tirar de la leche, ya que esto estimularía aún más la lactancia.
Una única solución
Para evitarle a tu perra este episodio traumático, existe una solución: la esterilización. Al esterilizar a tu perra antes de que entre en celo la primera vez, reducirás considerablemente el riesgo de cáncer de mama.
A diferencia de la creencia popular, no necesitas esperar a que la perra haya tenido la primera camada antes de esterilizarla. Además, las perras no tienen ganas ni sienten la necesidad de ser madres, el instinto de reproducción que aparece durante el celo es lo único que las mueve a copular, y no las ganas de ser madres.
Por el bienestar y la salud de tu perra, esterilízala antes de que esté en celo por primera vez, alrededor de los seis meses.